Cómo motivar a un trabajador
Para motivar a un trabajador, debemos en primer lugar determinar cuáles son sus necesidades, motivaciones, gustos, preferencias, objetivos o metas personales. Y, de acuerdo a ello, determinar la forma de motivación más indicada a utilizar.
Debemos tener en cuenta que cada persona tiene necesidades, motivaciones, gustos y metas diferentes, a algunas les puede motivar algo, mientras que a otras les puede motivar lo contrario.
Un método de motivación que haya tenido un buen resultado con un trabajador, no significa que vaya a tener el mismo resultado con otro. Por lo que el primer paso para motivar a un trabajador, es conocerlo bien.
Por ejemplo, si contamos con un trabajador sociable, extrovertido, al cual le gusta relacionarse con los demás; para motivarlo podemos ponerlo en un puesto en donde tenga la oportunidad de relacionarse con sus compañeros, o un puesto relacionado a las ventas o a la atención al público, o podemos darle la responsabilidad de organizar los eventos o actividades que puedan haber en la empresa.
O, por ejemplo, si contamos con un trabajador empeñoso, exigente consigo mismo e infatigable, para motivarlo podemos delegarle u otorgarle mayor autoridad, mayor poder de decisión, mayor autonomía, mayores responsabilidades, mayores facultades, nuevos retos, nuevas metas.
Pero además de tener que tener en cuenta las características personales del trabajador, debemos tener en cuenta también el momento o la situación que se esté presentando.
Por ejemplo, puede que una persona tenga una necesidad en un determinado momento, pero luego de haber satisfecho dicha necesidad, tenga ahora nuevas necesidades.
Por ejemplo, puede que un trabajador tenga inicialmente como necesidad la seguridad económica, entonces, para motivarlo, debemos enfocarnos en los incentivos económicos, pero una vez que ha satisfecho dicha necesidad, podría ahora tener necesidades de superación o autorrealización, entonces para motivarlo, ya no podríamos seguir haciéndolo con incentivos económicos, sino que, por ejemplo, podríamos otorgarle mayores responsabilidades o autonomía.
O, por ejemplo, a un empleado que le guste asumir retos, para motivarlo podemos otorgarles mayores responsabilidades, nuevas funciones, tareas o metas, pero si llegado un momento, éste empleado llega a tener demasiadas responsabilidades, el otorgarle nuevas funciones, tareas o metas, puede terminar por abrumarlo, generándole tensión y descontento, en vez de motivación.
En resumen, para motivar a un trabajador, debemos, en primer lugar, conocerlo bien y tener en cuenta el momento o la situación que se esté dando y, en base a ello, determinar la técnica o forma de motivación más indicada para usarla en él.