La ética en los negocios
Muchas de las decisiones tomadas en un negocio, tendrán de alguna manera repercusiones en la sociedad, ya sea en los consumidores o en los empleados que trabajan en la empresa.
Por tanto, uno como empresario, debe procurar satisfacer las necesidades de sus clientes (tantos externos como internos), pero, a la vez, tiene la obligación moral de velar por su bienestar.
Para ello, la ética debe estar presente en todas las decisiones que tomemos, y que podrían tener repercusión en las demás personas.
Esta ética en los negocios, se enfoca en las siguientes premisas:
Cuidar por la salud de los consumidores
Producir o comercializar productos que no contengan insumos o sustancias que podrían ser dañinos para la salud.
Por ejemplo, no diseñar productos que contengan materiales tóxicos, o preparar alimentos usando ingredientes que podrían ser perjudiciales para la salud.
En el caso de producir o comercializar productos que, al ser consumidos en exceso, podrían ser perjudiciales para la salud, se debería informar y advertir claramente a los consumidores sobre ello, por ejemplo, en el caso de las bebidas alcohólicas y los cigarrillos.
Cuidar por la integridad psicológica de las personas
No mostrar contenido que podría ofender o ser perjudicial para la integridad psicológica de las personas, por ejemplo, no mostrar contenido para adultos en un horario o medio que pueda ser fácilmente visto por los niños.
O, por ejemplo, no enviar un mensaje publicitario que incluya contenido que pudiera ofender la moral u honra de las personas, por ejemplo, incluir en un comercial a modelos femeninos que de alguna forma pudieran significar una falta de respeto para las mujeres.
Cuidar el medio ambiente
No contar con procesos productivos que utilicen elementos que pudieran ser contaminantes para el medio ambiente.
Asimismo, contar con todas las medidas posibles de prevención y control para evitar o, en todo caso, mitigar el efecto que pudiera tener un proceso productivo en el medio ambiente.
Velar por el propio personal
Brindarle al propio personal, buenas condiciones, facilidades y toda la seguridad necesaria para que puedan desempeñarse correctamente y sin ningún problema en sus puestos de trabajo.
Asimismo, no aprovecharse de sus necesidades por contar con un empleo y, por ejemplo, pagarle un sueldo por debajo de lo justo, de acuerdo a su desempeño, o hacerlo trabajar más horas de las estipuladas.