La diversificación
La diversificación en términos de finanzas personales es una estrategia de inversión que consiste en distribuir el dinero en diferentes inversiones, en vez de concentrar éste en una sola inversión o un solo tipo de inversión.
La diversificación es una estrategia ampliamente recomendada por los especialistas, debido a que es considerada la forma más efectiva de reducir o controlar el riesgo al momento de invertir.
Si un inversionista decide concentrar todo su dinero en una sola inversión, corre el riesgo de que la inversión obtenga malos resultados y llegue a perder parte o el total de su dinero.
En cambio, si invierte de manera diversificada reduce o minimiza el riesgo, ya que para perder su dinero, varias de las inversiones adquiridas tendrían que tener malos resultados al mismo tiempo.
Toda inversión siempre conlleva un riesgo, por lo general, mientras más potencial de rentabilidad ofrezca una inversión, mayor será el riesgo que conlleva y, por el contrario, mientras menos rentabilidad ofrezca, menor será su riesgo.
Por lo que lo ideal al momento de diversificar es crear un portafolio o cartera de inversiones que combine inversiones que ofrezcan una alta rentabilidad aunque también un alto riesgo (por ejemplo, negocios o acciones), e inversiones que ofrezcan una baja rentabilidad, pero una mayor seguridad (por ejemplo, depósitos a plazo o fondos mutuos).
La proporción de estos dos tipos de inversiones estará dada por nuestros objetivos de rentabilidad, el riesgo que estaremos dispuestos a asumir, o el perfil de inversionista que tengamos.
Si, por ejemplo, buscamos obtener una mayor rentabilidad, la mayoría de las inversiones que conformen nuestro portafolio deberán ser inversiones que ofrezcan una alta rentabilidad, aunque también mayor riesgo. Si tenemos poca tolerancia al riesgo, la mayoría de las inversiones que conformen nuestro portafolio deberán ser inversiones que ofrezcan poca rentabilidad, pero menor riesgo.